El origen del mundo según los egipcios

Como ya muchos sabéis, la antigua civilización egipcia me fascina. No soy una experta ni mucho menos pero me atrae muchísimo. Y es por ello que hoy voy a hablar de un tema relacionado con Egipto y seguramente no será el único.

Todos hemos oído hablar de la creación del mundo por parte de Dios que aparece en el Antiguo Testamento, pero cada civilización o religión tiene sus propias creencias acerca del origen de todo. En este artículo os voy a hablar de una de esas creencias de la civilización Egipcia.

Hay varios dogmas acerca de la creación del mundo en la cultura egipcia y la que yo voy a exponer es la doctrina heliopolitana.

Para empezar situaremos en un mapa la ciudad de Heliópolis (nombre griego que significa “ciudad del sol”), centro de origen de la religión solar egipcia. La cercanía de esta ciudad con la ciudad de Menfis, que era la capital de Egipto durante todo el Reino Antiguo, explica la influencia decisiva de los sacerdotes sobre los reyes de esta ciudad (en otro artículo hablaremos sobre la periodización de la historia de Egipto y su división en Reino Antiguo, Medio y Nuevo y sus periodos intermedios).

Metámonos de lleno entonces en la cosmogonía solar pues.

Antes de la creación solo existía el Nun, un universo acuoso, en tinieblas y en silencio. Podríamos resumirlo en “la nada” y así nos resultará fácil de recordar: Nun = nada.

A partir de aquí veremos que empiezan a aparecer los contrarios que hay en la nada.

De esta manera, en el Nun surgirá la Colina Primordial, que emerge de las aguas y recibe el nombre de Benben: aparición de la tierra frente al universo acuoso que había.

Las pirámides en el horizonte representarían la visión de la Colina Primordial sobre el agua del Nilo en las crecidas. También los obeliscos tendrían esa finalidad de recordar el primer ente en aparecer ante el Nun.

En segundo lugar aparece el Pájaro Primordial que emite un primer grito: aparición del sonido frente al silencio. Recibe el nombre de ave Benu (deriva del verbo uben que significa surgir o elevarse) y es representado por una garza real o lavandera egipcia.

Seguidamente aparece el demiurgo solar, el dios Sol Atum: aparición de la luz frente a la oscuridad. El demiurgo solar es una divinidad egipcia que tiene tres aspectos diferentes:

• Khepri: corresponde al sol de la mañana (cabeza de escarabajo)
• Re: corresponde al sol cenital (cabeza de halcón con el disco solar y el ureo o serpiente)
• Atum: corresponde al sol del atardecer (cabeza humana)

Imágenes procedentes de Wikipedia

El demiurgo solar es el encargado de continuar la tarea de la creación y es el responsable de la creación de la primera pareja divina: los dioses Shu (aire) y Tefnut (la humedad o la luz, no está bien definida). Puesto que en este momento el demiurgo solar se encuentra solo, los procedimientos que emplea para la creación de los dioses está directamente relacionados con la emisión de líquidos de su cuerpo. En los Textos de las Pirámides hay pasajes en los que se habla de que “escupe, expectora o se masturba” para crear a estos dioses.
Después que Shu y Tefnut han sido creados, estos serán los encargados de continuar con la creación y ellos engendran a Geb (la tierra) y Nut (el cielo). Su padre Shu será el responsable de la separación de ambos, quedando Nut arriba, como morada del dios Atum puesto que el Sol vive en el cielo, y Geb abajo, quien es el responsable de que las Dos Tierras permanezcan unidas.

Por último, de la unión de Geb y Nut nacerán los dioses Osiris, Isis, Seth y Neftis .

Estos nueve dioses conforman la Enéada de Heliópolis o nueve dioses primordiales de esta cosmogonía solar, en orden de aparición: Atum, Shu, Tefnut, Geb, Nut, Osiris, Isis, Seth y Neftis.

En esta imagen, que es un detalle del papiro de Greenfield (el libro de los muertos más grande que existe, con 37 metros de largo, y que se encuentra en el British Museum), se puede observar cómo Shu (el aire y padre de ambos) separa a Nut que se sostiene como la bóveda celeste sobre su marido Geb, que se extiende abajo como la tierra.

Espero que esta breve historia acerca de la creación del mundo os haya resultado cuanto menos curiosa y que os haya abierto la curiosidad para que sigáis leyendo en un futuro algún artículo más sobre esta cultura que a mi tanto me fascina. Si tenéis alguna duda estaré encantada de poder resolverla. Podéis ver mi último collage que he realizado sobre esta cosmogonía en mi portfolio o pinchando aquí.

¿Conocíais esta cosmogonía o algunos de los dioses de los que se habla en ella?